2 de septiembre de 2009
Envío bendiciones y amor a Samantha y Honorio ahora que han fallecido. Ha sido un honor para mí conocerles.
Samantha cambió de ser una jovencita enfadada con tendencias a rabietas, a una que sonreía abiertamente e incluso se reía durante sus tratamientos. Ha sido una bendición para mí el que mi última experiencia con ella fue recibir su cariñoso abrazo. Me alegra informarles que estuvo rodeada de su familia en un ambiente cariñoso al marcharse.
Honorio vivió con el cáncer durante 9 años. Lo hizo con elegancia y tranquilidad. Este alma gentil manejó su sufrimiento sin quejas e incluso de marchó de manera gentil.
Me encantaría que estos niños viviesen hasta llegar a ser viejos y canosos pero también reconozco la sabiduría de dejar el cuerpo físico cuando llega el momento. Mi deseo es ayudar a estos niños a vivir tanto tiempo como es apropiado para ellos de una forma que les permite sentirse bien, y ayudarles a marcharse gentilmente porque también es derecho suyo marcharse en paz. Quiero ayudar a cada uno de ellos a tener una mejor calidad de vida, sea corta o larga.