14 de Julio de 2009

A Samantha NO le gusta cuando le tienen que poner un gotero intravenoso. No le gustan las agujas y NO QUIERE que la pinchen. Llora cuando la enfermera intenta coger su mano para buscar una vena. Me acerqué e hice tapping para ella pero continuaba llorando. El llanto no era ni tan fuerte ni por asomo tan encolerizado como lo había sido en el pasado. Sé que parte de su enfado y llanto son su manera de buscar atención y hacer que se le oiga (tenía un tumor en la boca y garganta).

Continué haciendo tapping sobre mí misma para ella y a hablarle. Hice tapping para que la enfermera solo necesitara un pinchazo para encontrar la vena, y así sucedió. Hice tapping para que pudiese estar tranquila y de esa manera no le haría tanto daño. Se tranquilizó pero le caían las lágrimas por la cara mientras observaba cómo le ponían la intravenosa.

Aunque la enfermera todavía no había terminado de poner la cinta para sujetar la aguja, Samantha me pidió papel para dibujar. (Me encanta cuando a un niño se le olvida el trauma y buscar hacer algo divertido.) Le traje el papel y le dije que tenía algo escrito en inglés al dorso (dono documentos viejos al hospital para que los niños tengan más papel para dibujar). Le leí algunas líneas en inglés. ¡Vaya cómo se rió Samantha! Me pidió que dijese más cosas en inglés. Se rió una y otra vez.

Es bonito que incluso algo como hablar en otro idioma puede hacer que a un niño se le olvide que le están pinchando con una aguja. Cuando me marché ella estaba felizmente dibujando.

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