27 de febrero de 2010
Una de las mejores cosas que hice cuando entré al hospital como voluntaria es que contacté inmediatamente con las enfermeras. Pensé que ya que las enfermeras son las cuidadoras que están constantemente con los niños, sería beneficioso para ellas conocer las técnicas de EFT que yo iba a utilizar, especialmente porque incluye hacer tapping en la cara y cuerpo y trabajar con un osito de peluche.
Ese primer día, la enfermera jefe juntó un pequeño grupo de enfermeras y tuve la oportunidad de compartir con ellas de qué trata EFT, cómo utilizarlo, porqué es tan bueno, y lo mejor de todo, hacer tapping con ellas. Nos divertimos mucho haciendo tapping y liberando el estrés y la tensión que sienten al realizar su trabajo.
La bella conexión hecha ese día ha continuado. Esas mismas enfermeras son mis mejores aliadas. Me buscan, me piden que trabaje con ciertos niños que lo están pasando mal, me comunican cuando llegan nuevos niños, me piden que haga tapping con algún niño que lo pasa mal al ponerle un gotero e incluso les piden a los camilleros que esperen antes de llevar a un/a niño/a al quirófano para que yo pueda hacer tapping con él o ella. Han facilitado mucho mi incorporación a las actividades de la unidad de cáncer.
Debido a que las enfermeras se turnan regularmente, he podido introducir EFT a más y más enfermeras. A veces junto un grupo de enfermeras en una sala y hacemos tapping juntas. A lo mejor sólo son 5 o 10 minutos, pero es suficiente para liberar el estrés que sienten. Entonces pueden seguir con su trabajo refrescadas y contentas. De hecho, muchas buscan un rincón quietecito en el que pueden hacer tapping durante su jornada para liberar su estrés y así poder continuar trabajando cariñosamente con sus pacientes.
Estoy tan agradecida a las enfermeras quienes reconocen el beneficio de la labor que hago con el tapping, no solamente para los
niños y sus familiares, sino también para ellas mismas. Las honro profundamente por su dedicación ayudando a estos niños a sanar.