9 de enero de 2010
Jesús lloraba silenciosamente cuando le vi. Desde su última intervención quirúrgica se han formado dos tumores pequeños. Le entristece aunque estos tumores son más pequeños y menos invasivos que los anteriores.
Estaba haciendo tapping con él sobre estos tumores, para liberar su tristeza, para continuar con su tratamiento, para elegir sentirse bien sobre este viaje con el cáncer.
Le pedí que hablara a los tumores y les preguntara qué necesitaban para sanar. Se quedó sentado un rato con los ojos cerrados y luego dijo esto:
“Los tumores no son malos. Son buenos. Están aquí para ayudarme a ser persistente. Para elegir vivir. Necesitan más amor para sanar.”
Estas palabras habladas por un gentil hombrecito de 14 años cuentan una profunda verdad. Su cáncer no es malo, sino bueno. Está aquí para enseñarle cómo amar más, cómo amarse más a sí mismo. ¿No es este el viaje que todos realizamos en esta vida, no importa de qué forma aparezca?
Jesús ha compartido una gran lección desde su corazón, una gran oportunidad, que todos podemos utilizar. El amor es un gran sanador y una parte importante de vivir la vida. Amémonos todos a nosotros mismos y a otros más profundamente de ahora en adelante.